El primer programa de la temporada –Raíces– incluye dos títulos capitales de la música española y francesa del siglo XX. El ballet El sombrero de tres picos de Manuel de Falla, estrenado en Londres en 1919, ostenta el honor de ser la obra que abrió las salas de concierto de todo el mundo a la música española, fusionando la rica herencia del folclore español con una sofisticada estética neoclásica. Con una partitura evocadora de las seguidillas, jotas, fandangos y melodías tradicionales e infantiles, arropadas en una deslumbrante orquestación, Falla recontextualizó estos elementos, dotándolos de una dimensión modernista equivalente al de los decorados diseñados por Picasso para su estreno.
Compuesto dos décadas después, el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo contrapone su luminosa melancolía al abatimiento de una España y una Europa golpeadas por la guerra. La obra de música clásica española más conocida en todo el mundo sugiere un folclore imaginario, anclado en los galantes gestos de una España atemporal, definitivamente perdida. Su célebre Adagio nos queda como símbolo y testimonio musical de la posguerra.
La influencia francesa de las obras anteriores, y la devoción de sus autores por la música de Maurice Ravel, justifica el cierre de este programa con las dos suites del ballet Daphnis et Chloé de este compositor. Toda una descarga de colorido y energía orquestal teñida de claroscuros, y coronada con una explosión de sensualidad y erotismo.
Rafael Fernández de Larrinoa
Musicólogo y profesor de análisis musical