Bienvenidos a un acto de espiritualidad sonora. Frente a nosotros comenzará uno de los eventos creativos y espirituales más antiguos y propios de la cultura occidental. En breve, el escenario se llenará de voces e instrumentos de viento y disfrutaremos de todo un elogio del aire, de lo etéreo. Un ceremonial sonoro cuyo objetivo es tender a lo eterno.
Dos misas universales separadas por casi ochenta años (de 1866 es la misa bruckneriana y entre 1944-1948 se compuso la de Stravinsky) estarán en los atriles de nuestros músicos. Tanto Bruckner como Stravinsky optaron por componer desde el Ordinario de la misa con sus secciones Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei.
Dos miradas diferentes a un evento ancestral. Un Bruckner que mira hacia arriba buscando inspiración para el alma, lleno de sonoridades inefables, de juegos homofónicos y contrapuntísticos en un pequeño resumen de la historia de la espiritualidad sonora. Pero también un Stravinsky que lanza su mirada hacia atrás para proyectarse hacia delante en busca de una identidad propia. Románticos, neoclásicos, arcaizantes, modernos, vitales… profundos. El espíritu y el yo.
Juan Francisco de Dios Hernández
Profesor de la Universidad Autónoma de Madrid