Este concierto nos propone la escucha de dos composiciones que, a priori, pueden parecer muy distantes: las separan casi siglo y medio en el tiempo, miles de kilómetros, estilo y forma. Sin embargo, hay interesantes aspectos que las unen y construyen para este programa una emocionante hoja de ruta a explorar. Y el nexo más importante entre ambas es la amistad.
El Concierto para contrabajo y orquesta (2017) de Efraín Oscher es un retrato musical del contrabajista Edicson Ruiz y una celebración de la duradera amistad entre el compositor y el intérprete; por su parte, Tchaikovsky dedicó su Sinfonía núm. 4 en fa menor, Op. 36 (1877) a su leal protectora, Nadezda von Meck, que fue fundamental para alentar al músico a completarla. Tchaikovsky reconoció su apoyo refiriéndose a ella como “mi mejor amiga” y señalando: “Pensé en ti en cada compás”.
Ambas obras giran en torno a un tema recurrente. El de la Cuarta Sinfonía del compositor ruso, que escuchamos al comienzo, ha sido frecuentemente relacionado con el destino, y el Concierto para contrabajo, con especial protagonismo en el segundo movimiento, es el tema de Soledad. También es interesante señalar que ambas composiciones tienden puentes entre culturas, de Rusia a Centroeuropa y desde Latinoamérica de nuevo a Centroeuropa. Además, las dos celebran la danza: en el Concierto para contrabajo y orquesta, encontramos referencias directas a la guaracha o el joropo, y el Scherzo de la Cuarta sinfonía presenta un pizzicato ostinato que genera una sensación burbujeante, así como una sección de trío, que incluye una animada danza rusa.
Clara Sánchez
Violonchelista e informadora en Radio Clásica (RTVE)